Un buen negocio con un mal socio

SocioHace unos meses asistí al cierre de una empresa. Duros momentos en que los socios se acusaban unos a otros de por qué el negocio no funcionó. Armando, el gerente, miraba entre perplejo y frustrado cómo un negocio que parecía destinado al éxito se venía abajo: después de luchar por cerca de tres años para hacer que la empresa caminara se había cansado de remar.

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