Distorsiones en los negocios familiares

Marcial abandonó la sala de reuniones molesto. Por enésima vez había tenido una discusión con su padre sobre la marcha del negocio familiar. Estaba convencido de la necesidad de abrir un tercer local de su restaurante pero su padre parecía no entenderlo. Bordeaba los cuarenta años y lo seguía tratando como si tuviera diez. Retrasar el alquiler del local, estratégicamente ubicado, era darle una oportunidad a la competencia de tomarlo, y él sabía muy bien que andaban rondando al arrendador tanto como ellos.

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