Cuánto vale mi empresa

José Pedro jamás imaginó que la repentina muerte de su socio le iba a causar tantos dolores de cabeza. A menos de una semana del funeral de Manuel, Virginia, su hija única y heredera apareció por la oficina, cosa que raramente hacía cuando su padre estaba vivo. Nada más entrar maltrató al vigilante, hizo caso omiso de la recepcionista y enfrentó a gritos a la asistente de José Pedro el que, alarmado con los alaridos, salió a tratar de calmarla. Estuvo casi dos horas conversando con ella y poco a poco la fue tranquilizando. José Pedro pensó que no era nada más que un suceso aislado, fruto del estado anímico en el que se encontraba.

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